Preconcepción y concepción

Puede que alguien piense: «¿qué dices?», «¿lo he entendido bien?», «la pre-concepción y concepción, cuando el bebé aún no existe, ¿son importantes en la educación?»

Pues sí lo son, y mucho!

Preconcepción

La preconcepción es la preparación del terreno, del marco en el que la energía de vida se encarnará. La tierra en la que se plantará la semilla. Si queremos sembrar un campo, o simplemente plantar una semilla en una maceta, es fundamental empezar por elegir una tierra adecuada a la semilla que queremos plantar, y prepararla bien, es decir, hacerla acogedora de la semilla.

Para quién se plantea una concepción, un embarazo, es fundamental la tarea de preparar el terreno; crear un ambiente acogedor, cuidado, tierno, amoroso, y también seguro, que transmita paz y seguridad. Es importante encontrarse en un momento vital y emocional relajado, pacificado, amoroso. ¿Se ha fijado alguna vez en cómo preparan los pájaros el nido para sus crías? Hacen un nido de pajitas o de barro o …, bien tejido, bien estructurado, que pueda acoger con calidez y seguridad a sus crías.

Una actitud similar debe ser la de quien se prepara para acoger a un bebé, una nueva vida. No importa que estés en pareja o que te plantees ser una madre soltera, e incluso un padre soltero. En este último caso te podría explicar cómo tener en cuenta lo que estoy recomendando, cosa que no hago aquí, ya que se trata de un caso, hoy por hoy, poco frecuente.

Concepción

Si tenemos en cuenta que somos cuerpo, emociones-sentimientos, mente, y tenemos también una dimensión espiritual de apertura al Misterio, a lo que no conocemos, es fácil deducir cómo debería ser una concepción holística coherente y sana, ideal, podríamos decir. Debería ser un acto sexual deseado por los dos lados, acompañado por el amor incondicional, consciente y abierto a la Vida, al Misterio, a lo que no conocemos y que la mente no puede abarcar ni controlar.

¿Las concepciones no son siempre así? Pues no, en absoluto ! Dejando de lado los casos extremos, como sería el caso de una concepción forzada, con o sin violencia, muchas concepciones no se producen en la forma que he descrito. En algunos casos, la mujer accede a tener una relación sexual sin desearla, para complacer a su compañero. En otras la relación sexual es una simple descarga o desahogo del compañero. También hay casos en que la relación sexual se da en un plano diferente de niveles, es decir, el compañero se mueve por el deseo instintivo mientras que la compañera accede buscando el afecto y apoyo para los sentimientos que ella misma no se puede acoger y necesita sentirse apoyada por su compañero. Asimismo muchas relaciones se dan en la total inconsciencia por una o por las dos bandas. Hay todavía un abanico más amplio de posibilidades, que no hace falta hacer referencia. Te invito a preguntarte: ¿cómo son tus relaciones?, ¿cuál de los niveles está más presente?, ¿qué está menos presente?, en definitiva, a preguntarte si tus relaciones son de verdad holísticas, según la descripción que acabo de hacer.

Embarazo / gestación


El embarazo es también una etapa muy, muy importante, ya que se produce la encarnación, la corporización de la energía, la biologización.

Es especialmente importante que, tanto la madre como el padre, hayan trabajado previamente la sustitución de los patrones culturales peyorativos en relación al cuerpo, y especialmente al sexo, por unos patrones que lo reconozcan, lo valoren, lo acepten y lo consideren como la parte más noble del ser humano, por la relación tan directa que tiene con la vida. Cabe decir que es nuestro origen como individuos, ya que la inmensa mayoría de seres humanos somos hijos de un acto sexual. El síntoma muy generalizado de mareo que muchas gestantes tienen al principio del embarazo se puede interpretar como una invitación a la mujer a establecer un vínculo cualitativamente más rico y amoroso con su centro vital, que se encuentra en plena actividad de gestación.

Durante la gestación el bebé se verá afectado por los estados biológicos de la madre. Los estados emocionales de la madre le afectarán en la medida que afecten su aspecto biológico. Quiero decir que, si la madre tiene un disgusto puntual, pasajero, esto probablemente no afectará al bebé, pero si el disgusto se mantiene en el tiempo, provocará una constricción en la madre, en su sistema muscular y circulatorio y, por tanto, también en el cordón umbilical que une la madre y el bebè. La constricción del cordón umbilical será grabada en la biología del bebé como una experiencia de no acogida, de ahogamiento, de rechazo y dejará una herida grabada en la memoria biológica del bebé, que podrá manifestarse en el futuro con problemas físicos y / o psicológicos con síntomas muy diversos.

Por lo tanto una buena gestación implica: corporalmente, que la madre pueda estar y sentirse la mayor parte del tiempo tranquila y relajada; emocionalmente, que la gestante experimente la mayor parte del tiempo sentimientos positivos, agradables, que la hagan sentir feliz. Facilitará en gran manera este estado emocional de la madre si siente la presencia cercana y el apoyo incondicional de las personas de su entorno, especialmente del compañero / a en el caso de las parejas, heterosexuales u homosexuales. Es evidente que la mente, tanto de la madre como de las personas de su entorno, también deben acompañar el proceso de gestación con su presencia y aceptación ilusionada del bebé que se está formando, sin ánimo de control, ya que no corresponde a esta etapa de transformación de la energía.

Parto

El parto es otro momento importante de la vida humana. Si la gestación ha sido vivida por la madre en las condiciones adecuadas, saludables, descritas en el apartado anterior, la mayoría de partos se llevarían a cabo sin tropiezos y no haría falta ni inducir el parto ni recurrir a la cesárea. Por lo tanto un parto saludable es el que llega felizmente a cabo y se produce con la colaboración de la madre y del bebé. Esto significa que la madre debe vivir el parto con conciencia, en conexión con el bebé, abriendo la puerta a la vida en esta realidad terrenal por medio de la dilatación, y ayudándole con sus contracciones en el viaje de la vida intrauterina a la extrauterina, a través del canal vaginal. El bebé no debe sentirse forzado a nacer sino que debe sentir respetado su tiempo y su ritmo. Su primera experiencia de vida fuera del útero materno debe ser de acogida cálida, respetuosa y amorosa. Conviene no cortar enseguida el cordón umbilical para facilitar el paso, tan difícil para él, de adaptación a una vida más autónoma que le obliga a respirar por sí mismo y a alimentarse a través de la succión de la leche materna. Una vez el bebé ya respira con sus propios pulmones y ha vivido un tiempo breve de adaptación, el cordón umbilical ya es innecesario y es el momento de deshacerse de él. Este tiempo, desde el nacimiento hasta deshacerse del cordón umbilical, facilita la adaptación del bebé a la vida extrauterina, el contacto físico con la barriga y el pecho de la madre.

Cuando hay complicaciones y el parto no puede darse de manera natural y se debe recurrir a una ayuda o la cesárea, es aún más importante cuidar de facilitar al bebé una experiencia lo más agradable posible del paso de la vida intrauterina a la extrauterina, tanto si el nacimiento se produce por el canal vaginal con ayuda, como por cesárea.

Si se produce por el canal vaginal con ayuda, la cooperación externa del personal sanitario debería ser muy respetuosa, amorosa y ayudando más que forzando el nacimiento. Si hay que hacer cesárea, se debería anestesiar la madre en la medida justa que dure la intervención médica para poder ser consciente lo antes posible y acoger el bebé igualmente encima de su barriga y pecho, antes de cortar el cordón umbilical. Quedan muchas cosas que podría añadir, pero lo que he explicado hasta ahora creo que es suficiente para tener una visión bastante clara de cómo debería ser un parto desde una perspectiva holística.

Cabe decir que la pre-concepción, la concepción, la gestación y el parto constituyen la base o terreno de la educación, y determinan en gran medida la trayectoria futura del ser humano.

Tres primeros años de vida, aproximadamente

Digo aproximadamente porque la evolución no es un proceso matemático. La maduración de los niños depende de tantos y tantos factores que pueden contribuir a hacerlo más lento cuanto más rápido.

De entrada hay que decir que la lactancia materna es muy importante para el bebé, no sólo desde el punto de vista biológico, sino también -y muy especialmente- desde el punto de vista psicológico. Si la preconcepción, concepción, gestación y parto fueran vividas tal como he descrito anteriormente, la mayoría de madres no tendrían ningún problema en amamantar a su bebé, ya que esto es natural y ley de vida. Es más, disfrutarían eróticamente de amamantar al bebé. Por alguna razón los pechos de la mujer, si se ha podido liberar del estigma de la represión ancestral que le ha negado el placer erótico, es una de sus principales zonas eróticas. El hecho de que la mujer pueda permitirse vivir y disfrutar del placer erótico asociado a sus pechos, a ella le ayuda a arraigar en el cuerpo sus emociones y sentimientos y ser, en consecuencia, más autónoma emocionalmente. Al bebé le facilita ir construyendo el vínculo entre su propio mundo vital y el emocional.

Si la mujer, por la razón que sea, no puede amamantar al bebé, de todos modos debería darle el alimento manteniéndolo en contacto físico directo con su pecho, idealmente sin ropa de por medio, ni del bebé ni de la madre.

El primer año de vida del bebé es una etapa de contacto preferente con la madre. Es fundamental que la madre dé al bebé la atención plena y justa que necesite, ni más ni menos. No es difícil discernir la atención que el bebé necesita si la madre no utiliza el bebé para compensar sus propias frustraciones emocionales y mantiene una buena comunicación energética con él. El bebé debe sentirse protegido, no sobreprotegido. La sobreprotección frena y, a veces incluso obstaculiza, el proceso madurativo del bebé.

También es muy importante dejar que el bebé gatee antes de empezar a caminar. Gatear contribuye a fortalecer el contacto con la tierra y, por tanto, refuerza la seguridad en su propia estructura corporal.

Cuando el bebé comienza a caminar, hay que compaginar, el ofrecerle la seguridad que necesita con el riesgo que conlleva, generalmente a todo ser humano, salir de la zona de confort y avanzar hacia nuevas experiencias con las que no está familiarizado. Aquí es donde toma un mayor protagonismo la figura del padre y / o otras personas del entorno. La participación del padre y / o otras personas del entorno resultan de gran ayuda para facilitar la transformación del vínculo simbiótico entre el bebé y la madre en un vínculo que aporte una mayor autonomía al uno y al otro, cada uno en el grado que le corresponde.

La etapa de 1 a 3 años es una etapa de ir logrando, paso a paso, una mayor autonomía, desarrollando la capacidad de expresión, corporal y emocional principalmente, y también mental, pasando de un lenguaje menos estructurado a un lenguaje progresivamente más estructurado. En esta etapa conviene interaccionar con el niño / a proporcionándole referentes diversos que estimulen su curiosidad natural por el mundo tan variado en el que vivimos, y le ayuden en su desarrollo integral, es decir, corporal, emocional y mental. Hay que respetar siempre su ritmo, que no es lo mismo para todos los niños y niñas. Tan negativo es frenar su desarrollo, evitándole esfuerzos y sobreprotegiendo, cómo presionarlo para que dé un paso adelante antes de que termine de madurar adecuadamente el paso en que se encuentra.

En esta etapa, en la que el niño / a tiende a imitar a los adultos, es especialmente importante ofrecerle referentes que le ayuden a establecer hábitos básicos, personales y sociales, como mostrarle también puertas y ventanas abiertas que estimulen su curiosidad y le ayuden a interesarse por la diversidad.

Y otra consideración no menos importante: hay que tener muy presente que en esta etapa los niños son muy energéticos y tienen una gran facilidad para percibir lo que pasa más allá de lo que ven con sus ojos y sienten con sus orejas. Deben sentir en su entorno coherencia y armonía entre lo que perciben con la vista y el oído y lo que perciben energéticamente, subliminalmente, podríamos decir. Si los padres y / o adultos del entorno del niño / a viven conflictos es mejor no intentar disimularlos delante del niño / a, ya que la contradicción entre lo que ve con los ojos y siente con las orejas, y lo que percibe energéticamente, le crea confusión, le desorienta y le hace sentir culpable sin serlo. Si los adultos de su entorno están viviendo algún conflicto, es mejor ser sinceros y transparentes con ellos mismos y con los niños, aprovechando educativamente el conflicto para que el niño / a se vaya dando cuenta de que en la vida no todo es de color de rosa, y aprenda a desarrollar conductas de tolerancia, de comprensión, de perdón y de resolución de conflictos.

A partir de los 3 años aproximadamente y hasta que el niño / a se convierta en un adulto autónomo e independiente, hay que poner especial atención en acompañar el proceso madurativo de manera parecida a como he descrito en la etapa de los 2-3 años, pero adaptado a cada edad. Por ejemplo, cuando el niño / a llegue a la adolescencia, los padres y / o adultos tienen que ir viendo y tratando como una persona que va siendo adulta. Los padres especialmente -y también los adultos en general- tienen que cambiar el patrón de ver un niño / a en su hijo / a de 12, 13, 14, 15, 16 ……. años por un patrón de verlo como una persona que se va haciendo adulta. La tarea de los padres y adultos del entorno, por lo tanto, debe centrarse en facilitarle el proceso hacia la adultez, apoyando su autonomía. Hay que contar con su punto de vista en cuestiones que afectan a la familia, tomando decisiones compartidas y consensuadas. Es importante evitar prejuicios. Si no se está de acuerdo con alguna conducta del hijo / a, primero hay que acogerlo / a y escucharlo / a, después será el momento de hablar y negociar, utilizando argumentos actuales y coherentes, en lugar de hacer valer la autoridad, las costumbres o la experiencia del adulto.

Hay que evitar que los miedos propios condicionen el hijo / a. Es muy recomendable que los padres y adultos del entorno del adolescente, y cuando ya es adulto, se dirijan a él llamándolo por su nombre en lugar de seguir diciéndole niño / niña.

No hay que olvidar que la tarea educativa es un compromiso de ayuda orientado a que los niños se hagan adultos, y eso quiere decir progresar en la capacidad de autonomía y de criterio propio. Cuando un hijo / a ya es adulto, la tarea de los padres como tales ha acabado. Hay que ir cambiando el patrón de relación materna o paterna-filial por un patrón de relación adulta, de persona a persona, entre iguales. Las obligaciones que tienen los padres con los hijos / as adultos / as no debería ser diferente de la que tienen con otras personas con las que les une una relación de amistad, de confianza y de amor. Esto mismo vale para los hijos / as en relación a los padres.

Y otra cosa importantísima desde la visión holística que nos ocupa. Es fundamental que los padres y / o adultos del entorno del niño / niña -y también cuando los niños ya son mayores- cierren filas con los otros agentes educativos, muy especialmente con los / las maestros y profesores / as. La cooperación armoniosa y solidaria entre los diversos agentes educativos no suma los efectos beneficiosos en la educación de los niños sino que los multiplica. Siempre que haya discrepancias por parte de los padres en la tarea educativa que ejercen los / las maestros es fundamental que hablen con ellos / as, los expresen de manera respetuosa y constructiva sus discrepancias y escuchen la explicación razonada de los profesionales expertos -y a menudo con muchos años de experiencia- en la tarea educativa. Esto mismo hay que aplicarlo al revés.

Como resumen de lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que la preconcepción, la concepción, el embarazo, el parto y los tres primeros años de vida, aproximadamente, determinarán en gran medida la trayectoria futura de la persona en todos los aspectos de la vida.

Y a partir de los 3 años aproximadamente, los padres y / o adultos del entorno del niño / a deben ir evolucionando conjuntamente con la edad de los hijos / as, pasando de ver a los niños como hijos / as a verlos como adultos con autonomía y criterio propio, con quien hay que comunicarse de adulto a adulto, de igual a igual, aprendiendo unos y otros a dialogar y decidir por consenso, en lugar de basarse en la autoridad, las costumbres o la experiencia de las personas de más edad.

Si la primera etapa de la vida no ha sido vivida como he descrito anteriormente y ha dejado heridas, generando diversos conflictos que se pueden manifestar en conductas conflictivas y / o dificultades de aprendizaje, para no caer en el desánimo y el pesimismo, hay que tener presente que las heridas casi siempre se pueden curar, y la conflictividad se puede reducir o neutralizar, si se cuenta con una ayuda profesional adecuada.

Ramon V. Albareda
Psicólogo. Teólogo. Sexólogo
Creador de ESTEL, Centro de Crecimiento Personal y Escuela de Estudios Integrales

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