Hay un misterio profundo que se crea cuando un círculo de personas se unen para compartir, abrirse, construir, confiar y practicar el amor en sus infinitas facetas. Los espacios que se abren y las energías que se mueven nos llevan a lugares sagrados. Nos sentimos como un verdadero núcleo familiar, como una auténtica tribu; una pertenencia espiritual a una hermandad que sostiene y nos invita a sostener. Donde los roles naturales se comparten, intercambian, interactúan y co-crean. Donde rigen las magias de la unión respetuosa, el deseo de compartir lo más auténtico y genuino de nosotros, la cooperación y colaboración que nos enriquece mutuamente, la expresión más pura de nuestro potencial creativo, las ganas de soltar, bailar y cantar.
Todo esto y más, fue lo que vivimos en nuestro último encuentro con los participantes del Grupo Autogestionado de Transformación Holística (GATH) el pasado fin de semana. En un entorno mágico, rodeados de la belleza y del poder de la naturaleza: las montañas de Montserrat, la explosión de colores que nos regala la primavera, el canto de los ruiseñores, el olor de los rosales, el encanto de los atardeceres, el silencio y el descanso profundo. Muchas gracias a todos por esta Unidad Sagrada y por ser parte de esta maravillosa Familia de Luz.
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